Dinamarca quiere dar a cada ciudadano la propiedad legal sobre su rostro, su voz y su cuerpo, pero los derechos legales no siempre detienen el daño en el mundo real.

Nunca imaginé que llegaríamos al punto en el que necesitaríamos registrar nuestro propio rostro.
Pero aquí estamos.

La nueva ley danesa contra los deepfakes ilegalizaría el uso del rostro, la voz o el cuerpo de alguien en contenido generado por IA sin su permiso. Se describe como una de las respuestas legales más contundentes a los deepfakes del mundo.

En el papel, es un gran paso adelante.
Pero si miramos con atención, surge una pregunta mucho más difícil:
¿Los derechos de autor realmente detienen el daño que pueden crear los deepfakes?

Lo que Dinamarca está intentando hacer

La ley pretende tratar tu rostro, voz y cuerpo como propiedad intelectual. Al igual que un libro o una canción, tu imagen estaría protegida. Esto significa que si alguien crea un deepfake tuyo sin tu consentimiento, podrías solicitar su eliminación, exigir una compensación e incluso provocar la eliminación de la plataforma con multas.

No se trata de prohibir los deepfakes por completo, sino de darte control sobre ti mismo en el mundo digital. Es un paso audaz. Uno que dice: Tu identidad importa .

Lo que el derecho de autor le ofrece y lo que no le ofrece

Esto puede parecer empoderador. Y en muchos sentidos, lo es. Pero debemos ser honestos sobre lo que realmente hacen los derechos de autor y lo que no.

Los derechos de autor no impiden que se realice un deepfake.
Eso no impide que se suba, se comparta o se crea.
No evita el daño emocional, reputacional o social que podría derivar de ello.

Le otorga el derecho legal de actuar después de que el daño ya se haya producido.

Así que sí, puedes retirarlo. Incluso puedes demandarlo. Pero el impacto podría ya ser evidente. Esa es la brecha de la que debemos hablar, porque la protección reactiva no es lo mismo que la prevención.

Cómo sería la protección real

Si realmente queremos reducir el daño causado por los deepfakes, la propiedad legal es solo una capa. El resto del sistema también debe avanzar.

Necesitamos:
– Herramientas de detección en tiempo real
– Rendición de cuentas de las plataformas
– Normas técnicas para marcas de agua y transparencia
– Conciencia pública de que el contenido de IA puede ser completamente falso

La agencia es importante. Pero la agencia sin infraestructura es como darle a la gente las llaves de una casa que no existe. Si no construimos los sistemas que sustentan la ley, esta no podrá cumplir su función.

La dimensión desconocidaVamos más allá, porque hay un lado extraño de esta ley del que también debemos hablar.

Si legalmente soy dueño de mi cara, ¿qué pasa cuando alguien hace un meme divertido de mí para mi cumpleaños y no me gusta?
Si no lo aprobé, ¿ahora es un “deepfake dañino”?
¿Puedo demandar a alguien por un chiste? ¿Un filtro? ¿Un sketch?

¿Qué pasaría si alguien hiciera una caricatura con un personaje que se pareciera un poco a mí?
¿O usa mi cara en una parodia? ¿O edita una foto grupal de una boda y cambia la iluminación o el ángulo?

Puede que parezca ridículo, pero legalmente estamos entrando en aguas turbias.
Porque una vez que la identidad se convierte en propiedad, la ley tiene que decidir dónde termina la propiedad y empieza la libertad creativa.

Y ahí es donde las cosas se complican.
Lo que comienza como protección puede fácilmente convertirse en control .
Si cada uno es dueño de su propia cara, ¿eso significa que necesitamos permiso para imaginarla, dibujarla, bromear o incluso recordarla?

La ley puede tener buenas intenciones, pero los casos extremos son reales. Y necesitaremos algo más que buenas intenciones para resolverlos.

El panorama más amplio: la identidad en la era de la IA

No se trata solo de un problema de derechos de autor. Es un nuevo capítulo en la historia de la identidad.

Estamos acostumbrados a pensar en nuestro rostro, voz y presencia como algo que nos pertenece emocionalmente. Pero ahora también nos pertenece en un sentido legal, digital y comercial.

Ese es un gran cambio. Significa que la identidad se ha convertido en datos y, como todos los datos, puede copiarse, manipularse, monetizarse o robarse. La ley intenta seguir el ritmo. Pero la IA avanza rápidamente. Y cuanto más nos digitalicemos, más nos preguntaremos qué es irreversible.

Es un comienzo, no una solución

La propuesta de Dinamarca es audaz. Pone la conversación donde debe estar: en manos de la gente, no de las plataformas.

Pero no pretendamos que esta es la solución.

Esta ley no impedirá que se realicen deepfakes.
No detendrá la velocidad del daño viral.
Y no evitará los falsos recuerdos ni las consecuencias emocionales.

Es un buen comienzo, pero el verdadero trabajo aún está por delante.
Porque proteger la identidad en la era de la IA no es solo una cuestión de propiedad.
Se trata de verdad , velocidad , consentimiento y sistemas que puedan actuar antes de que el daño se vuelva permanente.

Así que sí: registrémonos nuestros propios derechos de autor.
Pero no nos detengamos ahí.

Expert Voices

Frozen Light Team
Frozen Light Team

Denmark’s Copyright Update: A New Defence Against Deepfake

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