Seamos sinceros. Solíamos decir: «Baila como si nadie te estuviera viendo».
¿Pero qué pasa si alguien o algo está siempre mirando ahora?
No me refiero a tu vecino entrometido ni a tu ex que te acecha en Instagram. Me refiero a gafas. No de las que usas para parecer elegante, sino de las que son realmente elegantes. Inquietantemente elegantes.
El tipo de inteligencia que te hace reflexionar
¿Sigo siendo yo cuando sé que la IA podría estar analizando cada palabra, cada parpadeo, cada silencio incómodo?
Hablemos del cambio de vibra
La IA solía ser un asistente útil. Como un barista amable que recuerda tu pedido de café. Ahora es más como ese amigo superinvolucrado que termina tus frases, monitorea tu estado de ánimo y quizás te graba en secreto por si "necesitas un resumen" más tarde.
Claro, las gafas con IA suenan geniales en teoría. Traducciones instantáneas. Recapitulaciones de memoria. Instrucciones susurradas al oído. Pero ¿qué pasa con los costos ocultos ?
¿Qué pasa con la espontaneidad cuando todo está siendo observado, etiquetado y almacenado?
Alerta de spoiler: No se trata solo de privacidad. Se trata de humanidad.
¿Comenzaremos a censurarnos en tiempo real?
¿Crecerán los niños sin saber nunca lo que se siente estar en un momento sin ser procesado por un algoritmo?
Quizás eso sea lo realmente espeluznante.
No la vigilancia
No la recolección de datos
Pero la lenta erosión de la vida natural, desordenada y sin filtros
Pues sí. Qué tecnología tan genial, Meta. Pero, ¿podemos detenernos un momento y preguntarnos? ¿Es este el futuro que realmente queremos ver?